La calle de la muerte y la vida

 

    En este post vamos a hablar del callejero de Ávila, concretamente de una de las calles más famosas del casco histórico abulense (diré que es uno de mis rincones favoritos). La denominada calle de “la Cruz vieja” popularmente conocida como “De la muerte y la vida”.

  Primero de todo, hay que señalar que en las ciudades, por regla general las partes más antiguas de las mismas, tiene nombres bastante extraños, con un origen peculiar; la mayoría obedece a un apellido/nombre de alguien ilustre, apodo u oficio (esto último se debe a los antiguos gremios, que se ubicaban siempre concentrados en una calle; ej.: “los cuchilleros”). Pues bien, el caso abulense no es una excepción y podemos encontrarnos nombres tan extraños como “Calle del Tostado”, o “Plaza del Rollo”, “Paseo del Embobadero” (me pregunto quién narices pensó en esta última); estos son solo unos pocos ejemplos, pero las ciudades están llenas de estas originalidades (merece la pena pararse por las calles y leer los nombres porque uno se puede echar unas buenas risas). 




ORIGEN HISTÓRICO

    Como siempre, hay que ir al pasado para buscar respuestas y resulta que en este caso, hasta finales del siglo XV, no era ni siquiera una calle, es decir no contaba como tal, en ella vivían personas que estaban vinculadas al mundo religioso, concretamente que trabajaban en la catedral (canónigos, miembros de cabildo catedralicio, arquitectos…). En este momento, se llamaba “Calle de las Gradillas” y luego en el siglo XIX, cambia de nombre por el de “Calle de la Cruz Vieja”.



    Es a finales del siglo XV, principios del XVI cuando el Obispo Carrillo de Albornoz, pensó en abrir una calle como tal en este punto, dado que aunque de facto no lo era, la gente atajaba por allí para llegar a otros puntos de la ciudad sin dar tanto rodeo (esto lo seguimos haciendo hoy). El caso, es que para realizarla se le encarga a un joven escultor que luego será bastante conocido y que trabajaba en la propia Catedral: Vasco de la Zarza. Será este quien decore además las cresterías de una de las capillas de este edificio que se estaba construyendo (para la familia de Pedro Aza, ahora Capilla de la Piedad) que se encuentra justo en esta vía y aquí, es cuando se entremezcla la leyenda con la verdad.

    Sirva como dato importante que este punto de la ciudad era conocido como el lugar donde se llevaban a cabo los duelos entre caballeros.

LEYENDA

    Érase una vez, (por 1520 aproximadamente) un pintor llamado Cristóbal Álvarez al que le fue encargado la restauración de un retablo de la Catedral. Durante la realización de su trabajo, se enamora de una de las hijas de la familia “Dávila” (nobles poderosos en este momento), llamada “Beatriz”; ella estaba prometida con otro noble importante, de la familia de los “Águila”. Era un amor imposible no solo por la diferencia de clase social, sino por el tema del compromiso; el pintor como muestra de amor decide pintar su rostro en el retablo en el que estaba trabajando. Esta osadía le valió un duelo a muerte con el prometido de su amada a quien mata y en consecuencia, debe huir de la ciudad.

    Pasado el tiempo, alistado en los Tercios de Flandes y lejos de casa, conoce a una persona llamada Francisco Valderrábanos, otro noble abulense que le cuenta que se va a casar con su amada Beatriz, de nuevo hay otro duelo, pero esta vez, el pintor pierde, si bien es cierto que el noble le perdona la vida y regresa a Ávila para intentar pretender por última vez (otros dicen forzar) a Beatriz; las cosas no salen bien (se habla de un hecho sobrenatural que lo impide) y decide meterse a monje retirándose del mundo. Como favor, le pide a su amigo el escultor Vasco de la Zarza que plasme su historia en unos medallones en la catedral “de la muerte y de la vida” que sirva de enseñanza y recuerdo (es entonces cuando se realiza esta obra en las cresterías de la capilla de la Piedad*).

*Como explicación: La presencia de la muerte viene a significar las tres veces que el protagonista estuvo cercano a la misma en los dos duelos y luego el posterior encuentro sobrenatural).



REPRESENTACIÓN EN LA LITERATURA Y EL ARTE

    Este rincón ha sido objeto de muchas pinturas y literatura, pero en el ámbito del segundo destaca el autor argentino Enrique Larreta (1875-1961), que incluso llegó a vivir aquí y cuya obra cumbre titulada “La gloria de Don Ramiro: Una vida en tiempos de Felipe II” está ambientada en Ávila. (Un ilustrador llamado Alejandro Sirio realizó posteriormente ilustraciones para esta novela y entre ellas, dibuja esta calle). También destaca la obra “La calle de la Vida y de la Muerte” inspirada precisamente en la vía objeto de este post. En 2008 se le hizo un homenaje por parte del Ayuntamiento donde aparece un fragmento de “La Gloria de Don Ramiro”.



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