La "Maqbara" de Ávila




    ¿Sabéis lo que significa el término "Maqbara"?, imagino que os sonará a un término árabe, pues vais bien encaminados. Este término quiere decir "necrópolis"; de lo que hablamos en este post es de la necrópolis musulmana de Ávila. Más concretamente os voy a contar una de las mayores INJUSTICIAS (por decir algo que suene "bonito") que se han producido en las últimas décadas contra el Patrimonio local.

PRESENCIA MUSULMANA EN LA CIUDAD

    Desde la entrada de este pueblo en la Península Ibérica en el 711 d.C, fueron introduciendo su cultura en el arte, la comida, los edificios... gracias a ello, conservamos muchas cosas de influencia árabe (sólo hay que dar un paseo y observar); el caso de la ciudad abulense, no fue una excepción, pero debemos destacar la presencia de un tipo concreto de musulmanes: los Mudéjares; ¿y quiénes son esos? se llaman así a aquellas personas de religión musulmana que vivían en territorios cristianos y que a cambio de pagar un impuesto, podían seguir profesando su fé "libremente".
Durante el periodo medieval en Ávila, podemos decir que casi el 8-10% de la población local era de origen árabe. Esta convivencia "pacífica" duró hasta la pragmática de conversión o expulsión de esta comunidad en 1502 (los conversos pasaron a llamarse "Moriscos" y renegaban de toda su cultura).

CONOCIMIENTO HISTÓRICO DE SU EXISTENCIA Y "DESCUBRIMIENTO"

    Ya desde el siglo XVII había documentos que describían este espacio, ubicado al lado de la iglesia de San Nicolás, a las afueras de la ciudad.

    “Tenían sus entierros en un campo muy grande cercado, junto al rio Adaja, conservando hoy el nombre, en el cual se hallan mas de dos mil pilarcicos labrados en redondo de a vara cada uno, y en algunos unas medias lunas y en otros estrellas y letras, los cuales ponían empinados encima de cada sepultura y les servian de asiento y señal cuando iban a enterrarlos y hacer sus ceremonias. Y en otras piedras que debian de ser de los mas valerosos entre ellos, ponían letras y labores, como parece en unas grandes que hoy estan por assientos en la puerta del Sol de la iglesia de Santiago, que cae al dicho onsadero, y en aquellas estan escriptos con mucha orden unos renglones en arabigo, que aunque no hacen sentencia por faltar una piedra, tienen la higera (hegira) y el nombre de Juceph, que deuio de ser del palacio de su señor, en tiempo que Auila estuvo de Moros. Estos pilarcicos son tantos, quantos se ven en la pared, y cercas de los heredamientos, que van de la Ciudad a S. Espiritus, a la mano derecha, saliendo la puerta Toledana. Y en las cercas del Monasterio de Santa Ana, y en otras muchas, y ninguna passa de una medida.”

En el siglo XX, a principios, en el propio catálogo municipal, se recogió el estado actual del mismo:

    “Todo ello existe hoy sin variación que, a pesar de los modernos pruritos arqueológicos, nadie se ha movido a recoger ni siquiera lo principal de estas reliquias para salvarlo de la intemperie y el abandono; además, en los últimos años se ha extraviado la opinión suponiendo que era cosa de judíos y no de moros, siendo esto indudable; pero no de los antiguos dominadores, sino de mudéjares, abundantísimos aquí durante la Edad Media, como prueban muchos documentos (…)”.

Pues bien, allá por 1999, el historiador Serafín de Tapia, después de haber realizado ya previamente ciertas excavaciones en esa zona, identificó que allí se encontraba efectivamente la Maqbara de la ciudad. 

EXCAVACIONES Y DESCRIPCIÓN DE LA NECRÓPOLIS    

    Este terreno donde estaba ubicada la necrópolis aún sin excavar, estaba protegida debido a su importancia potencialmente arqueológica desde los años 60 por medio de un plan de urbanismo, estando catalogada como Zona Verde (vamos, que no se podía construir), pero en los años 80 se cambió y se puso como no urbanizable (que le quitaba cierta protección, porque no amigos, no es lo mismo). Sucedió entonces que por los 90 cierta empresa constructora compró el terreno (es cuando empieza la llamada BURBUJA INMOBILIARIA) y claro, todo terreno vacío podía ser en un futuro una nueva urbanización...

    Durante 1999 y el 2002 se sucedieron campañas arqueológicas para la catalogación y estudio de las tumbas, se encontraron ¡3000! esto convertía a esta necrópolis en un espacio único no solo en España, en el mundo, ¡ESTABA ENTERA!. Estos enterramientos se caracterizan por no tener ataudes, solo los cuerpos en la tierra, decúbito lateral derecho (tumbados hacia la derecha) mirando a la Meca. Las fosas eran estrechas, y estaban reforzadas con ladrillo o piedra; eran muy simples, no tenían ajuar y estaban marcadas por cipos funerarios (similar a los romanos con las estelas, eran de piedra y se colocaban en la superficie para señalar que ahí había una tumba).
En una ciudad como es Ávila, donde convivieron las tres religiones durante tantos siglos y por tanto sus respectivas culturas, hay muy pocos restos del paso de los musulmanes, y judíos, pero sobre todo del 1º grupo, este descubrimiento era IMPORTANTÍSIMO sobre todo teniendo en cuenta que este hayazgo se producía en una ciudad considerada Patrimonio de la Humanidad (que debería respetar sus bienes culturales).



PELEA PARA SU DECLARACIÓN COMO BIC Y DESTRUCCIÓN

    Desde que aparecen los primeros restos de la necrópolis y con el reciente cambio de legislación urbanística, la forma de proteger este espacio era con una declaración patrimonial que de forma legal prohiba tocar este terreno, esto se consigue con la declaración BIC (es la forma más potente de protección que exite); así pues, para lograrlo aparte de interponer una solicitud de incoación (que es la parte política), se debía dar a conocer de manera simultánea a la opinión pública y a la sociedad académica (universidades estatales y extranjeras), solicitando de esta última, su apoyo para la protección inmediata de dicho bien (era una forma de blindarlo y a su vez presionar a la administración para que cumpliese).
    Por desgracia, a pesar de los múltiples apoyos logrados, y de que la sociedad abulense era consciente de lo descubierto, hubo un debate muy intenso y las artimañas políticas impidieron que se pudiera declarar, llegando incluso a decir que "carecía de valor debido a que no había elementos monumentales destacables" (vamos, que como no había un elemento grandioso, rico o decorado majestuosamente, no valía nada), el valor era el cementerio en sí, los datos que aportaba eran incuantificables.
Así pues, en 2002 la empresa constructora demolió la necrópolis y comenzó a construir un Mercadona y una urbanización, de la que eso sí, han puesto nombre a las calles con dos de los musulmanes más famosos descubiertos (para quedar bien supongo).



    Lo que se ha contado sucedió a principios de este siglo (no hace ni 22 años), muchos de los restos de este espacio están diseminados por la ciudad (cipos funerarios en calles sin contexto, lápidas en el inventario del museo provincial y los restos humanos en cajas). Fue el ejemplo más claro de la falta de amor por la cultura, que se vende facil si se habla de dinero. Una ciudad que se define como la de "las tres culturas" pero que no honrra ese nombre sino que en este caso lo mancilla. Es una mancha muy grande en una ciudad Patrimonio de la Humanidad y que nos debería hacer reflexionar sobre el verdadero valor de la cultura.


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